Vivo en Donosti, una ciudad bonita y pequeña, en la que llueve un montón de días al año. Me gusta poner al mal tiempo buena lana y animar los días grises con una buena sesión de ganchillo y series. La lluvia me inspira mucho, la tengo muy asociada con mis creaciones. Es el origen de Villú: vida y lluvia.
Ganchilleo de todo, pero las gotitas amigurumis son mis favoritas. Los amigurumis dan alegría y simbolizan amistad, complicidad, compañía. Forman parte de la idea de hacer sonreír al corazón a través de la cultura de lo kawaii, lo bonito y tierno, como estos amiguitos adorables.
Villú comparte esta filosofía. Mis gotas amigurumis tienen superpoderes y sacan una sonrisa al día más gris. Los nubarrones se disipan un poco con la magia que transmiten. Quieren ser un recordatorio de que nos tomemos un momento para respirar, sonreír y hacer una pausa. Sí, creo que el mundo es mejor con amigurumis. Llenemos el mundo de amigurumis.